He de confesar que mis expectativas antes de ver a Eros Ramazzotti en concierto eran amplias; esperaba un directo potente, visualmente bien preparado y, sobre todo, un repertorio bien escogido, en el que el cantar en castellano fuese la clave dominante... Y lo cierto es que el recital ofrecido en el BarclayCard Center me dejó algo frío, por no decir indiferente.
Desde luego, sí, visualmente el resultado fue impecable y es más que evidente el dominio del italiano de los tiempos y del escenario pero a mi juicio le faltó esa chispa que podía haber hecho que el show rozara el notable alto en vez de quedarse en el aprobado.
Eros, a mi juicio, apostó por un show potente pero en el que sus partenaires femeninas en los duetos no estuvieron a la altura, incluso percibí desafinadas y salidas de ritmo que deslucieron la actuación.
No se llenó el Palacio de los Deportes para recibir a un italiano que aquí en España tuvo una época dorada y cuyo último disco no me consiguió encandilar demasiado.
Tenía que verle en directo y, ya digo, la cosa me dejó algo indiferente. Eso sí, el respetable no puso pegas cuando Eros comenzó a cantar casi entre velos blancos que subían y bajaban casi diría que de modo abusivo.
Eché de menos canciones como Completamente enamorados o Por ti me casaré, que conforman creo que de lo imprescindible de su repertorio y que, para sorpresa mía y de muchos, no sonaron.
Lo mejor: Reencontrarme con algunas de esas canciones de los 80 y lo 90 que me hicieron descubrirle.
Lo peor: Le dio menos importancia de la debida a cantar en castellano y vi a un Eros con poca gracia.
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