Ayer se me olvidó la generalizada mala acústica de Vistalegre, se me olvidó que el recinto estaba casi a reventar, se me olvidaron hasta mis complejos para no arrancarme a bailar en un concierto vibrante, único y tremendo en todo el buen sentido de la palabra. Chino y Nacho protagonizaron ayer uno de los mejores shows de la temporada. Qué suerte haber esto allí y haberlo presenciado, éxito tras éxito, con sus sorpresas, con sus momentos para emocionarnos y la carismática presencia de dos artistas que son mucho más que la estela de productos de mercadotecnia que, a simple vista, puede parecer.
La presencia de Dos Chamos presagiaba una gran velada. Entre venezolanos quedaba la fiesta pero nos íbamos sumando gente de otras nacionalidades hasta que ya era difícil distinguirnos. Nuestro objetivo era el mismo. Estos más que dignísimos teloneros cumplieron efectivamente con su doble objetivo: presentar su música y templar al respetable para lo que llegaría después.
Al filo de las diez y media, Chino y Nacho aparecieron sobre un escenario que pareciera no saber lo que se le venía encima. Todo fue una auténtica avalancha de éxitos tras éxito, con todos cantando y entregándose, con temas tan reconocibles que era imposible quedarse quieto. Comenzaron con su Niña Bonita pero es que luego iban a seguir otros a cual más vibrante.
Y cuando aún no nos habíamos repuesto de la sorpresa, llegó el reconocimiento de su doble disco de platino, que allí mismo les fue entregado porque todos los que admiramos a estos artistas sencillos hemos construido parte de este éxito y lo justo era que fuésemos testigos de un premio así. Su canción junto a Daddy Yankee se ha convertido ya en uno de los referentes del tropical latino de este 2016.
Y, por supuesto no faltó el toque solidario que muchos sabíamos, tenía que llegar. En su incesante labor de sensibilizar sobre la importancia de luchar contra el cáncer, entonaron uno de sus temas más emblemáticos en la presencia de una de esas pequeñas guerras que le plantan cara a esta enfermedad. Cuánta emoción se iba acumulando y qué bien dosificada con la mezcla justa de baile, de momentos para charlar...
Chino y Nacho protagonizaron uno de los conciertos del año y no hizo falta un recinto más grande, ni grandes alardes técnicos. Ayer sí vi un concierto que funcionó, que triunfó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario