Andrés Suárez completó un concierto sensacional. La del 4 de noviembre en el Barclaycard Center de Madrid, donde el cantautor gallego cerraba la gira de Mi pequeña historia, fue una noche memorable, en la que emergió su descomunal talento ante un auditorio abarrotado que se entregó por completo a sus canciones. Y como regalo, una gran sorpresa: la aparición sobre el escenario de la figura casi mítica de Joan Manuel Serrat cuando Andrés ya había comenzado a interpretar Lucía. Fue uno de esos momentos que se recordarán durante muchos años.
Hubo otros pasajes que también quedarán grabados en la memoria de los miles de privilegiados que se sumergieron en la magia de la noche. Y en un lugar destacado está el primero de sus bises, cuando, de regreso al escenario, se aleja del micrófono, canta Benijo y llena el enorme Barclaycard Center solo con su voz. Como si aún estuviese en el Galileo o en Libertad 8, porque todo lo que hizo entre las intimidantes paredes del antiguo Palacio de los Deportes tuvo el sabor de cuando, hace apenas unos meses, se ganaba la vida en los escenarios humildes.
Andrés Suárez superó con matrícula de honor la difícil prueba madrileña, la que ponía fin a una gira abundante en llenazos a uno y otro lado del Atlántico, la de su transición de promesa a artista con mayúsculas. Lo hizo con la misma sencillez del chaval que recorría los garitos de Compostela antes de atreverse a dar el gran salto a Madrid. Es una de las claves del concierto del pasado viernes y del propio Andrés, que se muestra igual de natural ante diez que ante diez mil.
Arropado por lo que denomina “el bandón” –Marino Saiz (violinista y teclista), Andrés Lewin (batería), Luismi Baladrón (bajista) y Ovidio López (guitarrista)–, el gallego hizo su sueño realidad en un concierto que arrancó alto y no paró de crecer. También en los momentos en los que se quedó a solas con su guitarra y el micrófono, para pasar de la tensión musical al recogimiento más intimista.
“No puedo creérmelo. Es como si hubiera sido un sueño. No os imagináis lo feliz que me habéis hecho”, escribió en su Facebook horas después del concierto, poco antes de coger una avión para cerrar en Argentina y Uruguay Mi pequeña historia ya definitivamente.
Arropado por lo que denomina “el bandón” –Marino Saiz (violinista y teclista), Andrés Lewin (batería), Luismi Baladrón (bajista) y Ovidio López (guitarrista)–, el gallego hizo su sueño realidad en un concierto que arrancó alto y no paró de crecer. También en los momentos en los que se quedó a solas con su guitarra y el micrófono, para pasar de la tensión musical al recogimiento más intimista.
“No puedo creérmelo. Es como si hubiera sido un sueño. No os imagináis lo feliz que me habéis hecho”, escribió en su Facebook horas después del concierto, poco antes de coger una avión para cerrar en Argentina y Uruguay Mi pequeña historia ya definitivamente.
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