El famoso grito “¡Azúcar!”, que realizaba antes, durante y después de sus conciertos y presentaciones, ha quedado grabado en los corazones de todos sus seguidores que tras 14 años de su partida, aún la extrañan.
Celia Cruz, la cantante cubana, el ídolo de multitudes, nos dejaba el 16 de julio de 2003. Falleció a los 77 años de edad, tras padecer de un tumor cerebral.
También conocida como "La Reina de la Salsa", la artista fue premiada con numerosos galardones a lo largo de una carrera de más de 50 años. Además, realizó giras por todo el mundo y cientos de conciertos que se llenaban con sus seguidores. Sin duda alguna, su legado musical y artístico es irrepetible.
El arranque de su carrera
Celia Cruz, interprete de grandes éxitos como Bemba Colorá o Guantanamera, tuvo una exitosa carrera que la llevó a actuar en todos los rincones del mundo. Formó parte de distintas orquestas y recorrió países como México y Venezuela con Las Mulatas del Fuego.
En 1950 pasó a formar parte del cabaret Tropicana, en La Habana, donde el director de la Sonora Matancera la descubrió.
En los años 50, la Sonora Matancera y Celia Cruz brillaron en todas sus actuaciones, comenzando así una exitosa carrera que triunfó a lo largo de todo el mundo.
En 1957 recogía su primer Disco de Oro gracias a Burundanga, uno de sus primeros éxitos.
En los años 50, la Sonora Matancera y Celia Cruz brillaron en todas sus actuaciones, comenzando así una exitosa carrera que triunfó a lo largo de todo el mundo.
En 1957 recogía su primer Disco de Oro gracias a Burundanga, uno de sus primeros éxitos.
Carrera fuera de Cuba
El 15 de julio de 1960, con Fidel Castro al frente de Cuba, la Sonora Matancera recibió un contrato para ir a trabajar en México.
Celia no imaginaba que jamás volvería a pisar el suelo de su patria, pues el Gobierno cubano le prohibió regresar a su país. Para mayor tristeza, al cumplir el mes de estancia en México, recibe la noticia del fallecimiento de su padre, Simón Cruz.
A mediados de los años 60, Celia cierra una etapa exitosa con la Sonora Matancera y empieza a grabar con las orquestas de René Hernández y Vicentico Valdés y termina su contrato discográfico con Seeco Records.
La artista queda entonces como solista, y su esposo, Pedro Knight, se convierte en su representante, arreglista y director personal, el 30 de abril de 1966.
El 15 de julio de 1960, con Fidel Castro al frente de Cuba, la Sonora Matancera recibió un contrato para ir a trabajar en México.
Celia no imaginaba que jamás volvería a pisar el suelo de su patria, pues el Gobierno cubano le prohibió regresar a su país. Para mayor tristeza, al cumplir el mes de estancia en México, recibe la noticia del fallecimiento de su padre, Simón Cruz.
A mediados de los años 60, Celia cierra una etapa exitosa con la Sonora Matancera y empieza a grabar con las orquestas de René Hernández y Vicentico Valdés y termina su contrato discográfico con Seeco Records.
La artista queda entonces como solista, y su esposo, Pedro Knight, se convierte en su representante, arreglista y director personal, el 30 de abril de 1966.
La gran etapa salsera
En 1973, Celia Cruz se alió con el pianista y artista exclusivo del sello disquero Fania, Larry Harlow, y encabezó un concierto de música afrocubana en el Carnegie Hall de Nueva York.
En este evento interpretó Gracia Divina, su primera canción de salsa y la puerta a este nuevo ritmo. El álbum resultante de este encuentro fue producido por el ya desaparecido Jerry Masucci, quien es considerado uno de los creadores del género salsa junto al músico dominicano Johnny Pacheco.
Posteriormente, participó en un legendario concierto grabado en vivo en el Yankee Stadium con The Fania All-Stars, un conjunto integrado por líderes de grupos latinos que grababan para el sello Fania.
En 1975, Cruz forma parte del documental titulado Salsa, de Leon Gast, junto a figuras como Willie Colón y la diva mexicana Dolores del Río.
En 1982 se reencontró con la Sonora Matancera, y grabó el disco Feliz Encuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario