11 de septiembre de 2017

Jesse & Joy, el tributo del éxito merecido en Madrid


La imagen puede contener: 2 personas, personas en el escenario, noche e interior

FERNANDO J. LUMBRERAS

Hace ya unos cuantos años que conocí personalmente a los hermanos Huerta. Entonces me fascino cómo pese al boom inmediato que supusieron en el mundo de la música seguían conservando la humildad de quien empieza en esto de la música. He tenido el honor inmenso de asistir a cada uno de los conciertos que han venido haciendo en Madrid, les he visto crecer como artistas desde la, a veces privilegiada, tribuna de excepción de un medio de comunicación. Hoy, con algunos años y grammys más, siguen teniendo ese espíritu infantil, contagioso por demás, que se visualiza en el mero hecho de cantar sonriendo, de disfrutar con el público y de hermanarnos en la música.

Jesse & Joy parecen resistirse a ingresar en la acomodada órbita del star system de la música latina pero, desde el mismo instante en que una de sus canciones se encaramó a lo más alto de una lista de éxitos, desde ese momento mágico en que un compañero mencionó sus nombres para entregarles un gramófono dorado sobre una peana de madera, desde ese momento, se convirtieron en intrépidos navegantes, marcados por la originalidad, por las melodías evidentes, por los sonidos con regusto anglo adaptados al pop latino más rompedor y por el cariño de un público de todas las edades y los sexos. Su música no entendía de intelectuales, ni de complejos mensajes a interpretar. Es sólo sentir, cantar y mero disfrute.

Esta noche en Madrid volvieron a darse un baño de multitudes y volví a ser testigo de ello. Había mucha música por mostrar, muchos éxitos por sucederse y la complicidad se hizo en seguida visible. No quisieron andarse por las ramas y fueron directamente a los primeros éxitos a convertir la mítica Joy Eslava no en una sala de conciertos con el recorrido que tiene, sino en un recinto para compartir con amigos. El objetivo se cumplió inmediatamente.

Siempre me ha gustado el sonido de esa sala para hacer conciertos, he visto allí unos cuantos y siempre he acabado encantado porque éste ha hecho justicia a las canciones pero, sobre todo, a los artistas. Hoy también fue así. La banda al completo sonó de maravilla: bien temperados los volúmenes, afinación espléndida y cero acoples accidentales. Una vez más de la Joy fue de cine.

Y así seguiremos, siguiendo a estos muchachos vayan por donde vayan, porque el futuro de la música es su presente y nunca he visto un grupo que merezca más el éxito y los premios que atesoran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario