No sorprende que uno de los momentos más conmovedores durante la presentación de los Premios Especiales 2014 de La Academia Latina de la Grabación estuviera asociado a la belleza de una buena canción. Al recibir el Premio a la Excelencia Musical, el legendario Dúo Dinámico de España empezó a cantar, armonizando a la perfección, improvisando una breve estrofa de su éxito “Quince Años Tiene Mi Amor” – haciendo una obvia referencia a los 15 años del Latin GRAMMY que celebramos este año.
La presentación de los Premios Especiales invita a reflexionar sobre la riqueza y variedad de nuestra música. Es una fiesta matutina cargada de emoción, y una oportunidad de celebrar en persona a una ecléctica galería de creadores que, cada uno a su manera, cambiaron para siempre el panorama de la música iberoamericana.
César Costa, pionero del rock mexicano, habló sobre su “largo y bello romance con su público”. La argentina Valeria Lynch, con la misma efervescencia que define su cantar, hizo una declaración de principios: “He vivido siempre con pasión todo lo que encaré en mi carrera”. Mientras que Los Lobos, gigantes del rock chicano, padrinos de una fusión que une las raíces del folklore mexicano con el más puro rock’n’roll estadounidense, agradecieron a sus familias, recibiendo el tributo notable humildad.
Los ganadores también reconocieron la importancia de sus influencias. El salsero cubano Willy Chirino, creador del sonido de Miami que mezcló ritmos tropicales con la seducción del pop, mencionó a grandes como Beny Moré, Celia Cruz, Tito Puente y Los Beatles, para después agradecer “a los que bailan sus canciones” y a su esposa Lisette, con la que lleva 34 años de casado. “Para los parámetros de esta industria, son como 100”, exclamó entre carcajadas del público. “Ella es mi mejor consejera, criticona en el mejor sentido de la palabra”.
Carlos Do Carmo – uno de los cantantes más exquisitos del fado, género portugués por excelencia – habló sobre su patria, reconocida por primera vez en estos Premios Especiales. “Nací en un país bello y antiguo, con características muy particulares. A mi pueblo le gusta cantar, y no es posible cantar fado sin una profunda pasión”.
También le llegó el turno a Ney Matogrosso, un artista con todo el sentido de la palabra: rebelde, contestatario, de ilimitada imaginación. “Estoy totalmente consciente de la importancia de este premio”, dijo este pionero del glam-rock y veterano de la canción brasileña. “Jamás, ni en mis sueños más locos, pensé que algún día podría recibir un honor como éste”.
Desafortunadamente, el venezolano Juan Vicente Torrealba no pudo recibir el Premio del Consejo Directivo en persona. Pero el ejecutivo de la industria discográfica brasileña André Midani sí dijo presente, deleitando a la audiencia con una historia que ocurrió en México, cuando una empleada de inmigración consideró su historial – nacido en Siria, habitante de Brasil, llegado de Colombia a México – y le dijo que “no era una persona de confianza”. Trofeo en mano y dirigiéndose a su esposa, Midani concluyó la anécdota exclamando: “Te lo dije, mi amor, que un día sería digno de confianza”.
La foto final, con todos los ganadores del premio sentados en una fila horizontal sobre el escenario, estuvo llena de sonrisas y ocurrencias de los participantes. Aún para estas leyendas, acostumbradas a recibir honores, se sentía en el aire que éste era un evento especial.
La presentación de los Premios Especiales invita a reflexionar sobre la riqueza y variedad de nuestra música. Es una fiesta matutina cargada de emoción, y una oportunidad de celebrar en persona a una ecléctica galería de creadores que, cada uno a su manera, cambiaron para siempre el panorama de la música iberoamericana.
César Costa, pionero del rock mexicano, habló sobre su “largo y bello romance con su público”. La argentina Valeria Lynch, con la misma efervescencia que define su cantar, hizo una declaración de principios: “He vivido siempre con pasión todo lo que encaré en mi carrera”. Mientras que Los Lobos, gigantes del rock chicano, padrinos de una fusión que une las raíces del folklore mexicano con el más puro rock’n’roll estadounidense, agradecieron a sus familias, recibiendo el tributo notable humildad.
Los ganadores también reconocieron la importancia de sus influencias. El salsero cubano Willy Chirino, creador del sonido de Miami que mezcló ritmos tropicales con la seducción del pop, mencionó a grandes como Beny Moré, Celia Cruz, Tito Puente y Los Beatles, para después agradecer “a los que bailan sus canciones” y a su esposa Lisette, con la que lleva 34 años de casado. “Para los parámetros de esta industria, son como 100”, exclamó entre carcajadas del público. “Ella es mi mejor consejera, criticona en el mejor sentido de la palabra”.
Carlos Do Carmo – uno de los cantantes más exquisitos del fado, género portugués por excelencia – habló sobre su patria, reconocida por primera vez en estos Premios Especiales. “Nací en un país bello y antiguo, con características muy particulares. A mi pueblo le gusta cantar, y no es posible cantar fado sin una profunda pasión”.
También le llegó el turno a Ney Matogrosso, un artista con todo el sentido de la palabra: rebelde, contestatario, de ilimitada imaginación. “Estoy totalmente consciente de la importancia de este premio”, dijo este pionero del glam-rock y veterano de la canción brasileña. “Jamás, ni en mis sueños más locos, pensé que algún día podría recibir un honor como éste”.
Desafortunadamente, el venezolano Juan Vicente Torrealba no pudo recibir el Premio del Consejo Directivo en persona. Pero el ejecutivo de la industria discográfica brasileña André Midani sí dijo presente, deleitando a la audiencia con una historia que ocurrió en México, cuando una empleada de inmigración consideró su historial – nacido en Siria, habitante de Brasil, llegado de Colombia a México – y le dijo que “no era una persona de confianza”. Trofeo en mano y dirigiéndose a su esposa, Midani concluyó la anécdota exclamando: “Te lo dije, mi amor, que un día sería digno de confianza”.
La foto final, con todos los ganadores del premio sentados en una fila horizontal sobre el escenario, estuvo llena de sonrisas y ocurrencias de los participantes. Aún para estas leyendas, acostumbradas a recibir honores, se sentía en el aire que éste era un evento especial.
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