“Este reconocimiento representa una oportunidad para que el mundo promueva el aporte del vallenato al fortalecimiento del diálogo intergeneracional y el respeto por las matrices melódicas de una música que se construye a partir de la realidad y la cotidianidad, y para que apoye las acciones para hacer frente a las amenazas que aquejan la música del vallenato tradicional”, afirmó Alberto Escovar, Director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, durante la audiencia de la Unesco que se está presentando desde el pasado 29 de noviembre en Namibia, África.
La comunidad y los gestores culturales de los departamentos de La Guajira, Magdalena y Cesar, solicitaron el apoyo del Ministerio de Cultura en cuanto a la inclusión en la lista nacional que se realizó en 2013 y la postulación ante la Unesco, ya que identificaron grandes riesgos que podrían llevar a la pérdida de la forma de la composición y las raíces melódicas de la música tradicional vallenata, teniendo en cuenta los cambios a que se ha visto abocado este tipo de música tan representativa en nuestro país.
El vallenato es un género musical autóctono de la Costa Caribe colombiana con epicentro en la antigua provincia de Padilla (actuales sur de La Guajira, norte del Cesar y oriente del Magdalena) y en la región sabanera de los departamentos de Bolívar, Sucre, Córdoba. Su popularidad se ha extendido en todo el país y en el exterior.
“Me parece una decisión de gran importancia que brindará la protección necesaria a una de las manifestaciones culturales más hermosas del país. El vallenato es una herramienta que fortalece el tejido social de la región Caribe colombiana y ha permitido por muchos años divulgar a través de sus letras, las noticias y los mensajes de sus pobladores, al igual que las bellas canciones llenas de amor e historias comunes. Todos los colombianos debemos garantizar su pervivencia”, aseguró Álvaro Cuello, miembro del Comité de seguimiento del PES de la música vallenata y de la Corporación Francisco el Hombre.
Esta postulación ante la Unesco se realizó durante tres años, tiempo en el cual la comunidad de compositores, intérpretes, maestros de música, gestores culturales, y actores institucionales y del Gobierno Nacional, con el apoyo técnico, financiero y metodológico del Ministerio de Cultura, discutieron ampliamente la necesidad de actuar sobre los riesgos identificados en los diagnósticos participativos, y definieron unas líneas estratégicas de salvaguardia. Se realizaron conversatorios, foros y visitas a Cesar, La Guajira y Magdalena, departamentos que se priorizaron dentro del expediente de postulación.
A su vez, en el 2013 el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural aprobó el Plan Especial de Salvaguardia – PES de esta manifestación y fue inscrita en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial del ámbito nacional.
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