Una noche de concierto con DVICIO

DVICIO llenó anoche Joy Eslava con rotundidad. Desde el primer minuto los madrileños salieron con la convicción de entregarse a un público enfervorizado, que aguardó cola en la calle pese al tiempo desapacible pero cuando sonaron los compases de las primeras canciones comenzó el fenómeno fan en un concierto que fue de menos más, en el que salpicaron versiones en inglés de canciones de rock de los setenta y ochenta con las canciones de su primer, disco, una gran estrategia sin duda para un grupo que comienza ante la tesitura de verse con un repertorio pequeño.

Bien los músicos en general, aunque sin muchos solos en los que lucirse, algo cada vez más habitual en las formaciones pop rock de nuestros días. Las guitarras entraron muy bien medidas, con una calidad y una cantidad suficiente, construyendo una base —casi un colchón— en la que las canciones reposaban con solvencia.

Y cuando nos encontrábamos en el apogeo, llegó la despedida con la correspondiente petición de más temas y allí aparecieron los más coreados por el público, los que parecía que habían quedado guardados en la recámara para asegurarse el éxito de una noche en la que ya salieron vencedores. Allí fue cuando cerraron con Paraíso con todos sabiendo que se trataba del postre.