por FERNANDO J. LUMBRERAS
Andy & Lucas llenaron anoche el teatro Nuevo Apolo en su regreso triunfal a la capital de España luego de bastante tiempo de ausencia. Así podría comenzar la crónica ideal de un evento musical que me dejó un regusto agridulce. Esperaba algo más. Tal vez el sitio no era el correcto, tal vez habría sido mejor una sala de conciertos, mejor preparada a nivel acústico que el viejo recinto de la plaza de Tirso de Molina, donde la orquesta pudiera lucirse, donde las guitarras acústicas sonasen a acústicas y las voces de estos dos artistas se oyesen con meridiana claridad en las cuatro esquinas. Desgraciadamente, nada de esto ocurrió anoche.
Andy & Lucas son de esos chicos que caen simpáticos a primera vista, que como artistas conocen bien los tiempos y saben hacer que un simple concierto se convierta en un divertido momento para reencontrarnos con canciones que, en su día, formaron parte de unas cuantas adolescencias. Hoy por hoy, es muy difícil mantener esa sensación pero no porque ellos no lo intenten, sino porque las tendencias, los mercados y la industria han cambiado tanto y atraviesan aún hoy tan singular metamorfosis que cuesta encontrar en nuestro país artistas a los que la veteranía y la innovación no haya pasado factura.
Todos esperábamos las canciones de siempre, ese Son de amores, ese Tanto la quería... y llegaron casi al final, con un final que me supo a precipitado, en el que eché de menos Y en tu ventana, que fue single, que tuvo videoclip y que por allí no apareció anoche. Eché de menos dos o tres canciones que reemplazaran bromas forzadas o a público sobre el escenario.
Estoy convencido de que en próximas citas, vamos a ver a dos artistas con mucha más madurez volver con más ganas a Madrid pero, como sugerencia, les diría que no en el Nuevo Apolo, no con ese sonido que al entresuelo llegaba débil y amorfo como si no lo hubiesen mimado lo suficiente. Son hermosas canciones y tienen que sonar con esplendor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario