1 de julio de 2016

Muere Juan Carmona 'El habichuela', exponente universal del flamenco


El guitarrista flamenco Juan Carmona, El Habichuela, en una imagen de 2008.

Juan Carmona Carmona (Granada, 1933) ha fallecido este jueves por la tarde en Madrid después de una larga lucha con la enfermedad. Su cuerpo será velado en el tanatorio de San Isidro antes de su traslado a Granada, donde será enterrado. Juan Habichuela era continuador y, a la vez, patriarca de una larga dinastía de guitarristas gitanos de Granada que inició su abuelo Habichuela El Viejo, referenciado tocando y cantando, junto a su hija Marina, en las tabernas granadinas del siglo XIX. Nacido en la Cuesta de la Cava, junto al Albaycín, Juan comenzó bailando y, además, junto al gran Mario Maya, al que con el tiempo terminaría acompañando.

Le costó convencer a su padre de que lo suyo era la guitarra, pero terminó recibiendo clases de Juan Hidalgo López, El Ovejilla, maestro granadino. Aunque su primera incursión en Madrid fue como bailaor y aún adolescente, tras el servicio militar en Barcelona, donde realizó sus primeras grabaciones, se trasladó a Madrid para trabajar primero en el tablao El Duende, precisamente con Maya, y posteriormente al de Torres Bermejas.

En este tablao coincidió con el cantaor Fosforito, con el que iniciaría una larga relación artística. Con él y con la bailaora Manuela Vargas trabajó en la Feria Mundial de Nueva York, y desde allí prolongaron su gira por América. A la vuelta, Juan Habichuela se convirtió en un tocaor de referencia, elegido por todos los grandes cantaores, ya fuera para acompañarles en los festivales flamencos andaluces, en su edad dorada, o para realizar sus grabaciones. Por ello, él era memoria de la guitarra, y sin él sería difícil de entender la sonanta de acompañamiento de la segunda mitad del siglo XX. Una pequeña, pero imprescindible, muestra de su estilo en el acompañamiento del cante se reunió en el disco Habas contadas (Universal, 2009), donde le toca a un sinfín de artistas, de Manolo Caracol a José Mercé, Rancapino, Chano Lobato, José Menese, Luis de Córdoba, Marina Heredia…

Ya en su etapa de madurez, y aprovechando quizás la creciente consideración de la guitarra de concierto, Juan Habichuela, un tocaor de los de cante y más cante, se atrevió con discos en solitario, dejando como herencia una hermosa y enjundiosa trilogía: De la zambra al duende (1999), Campo del Príncipe (2002) yUna guitarra en Granada (2007).

El toque de Juan habichuela era heredero de su familia, pero también, además de las claves del citado Ovejilla, incorporó las influencias de Niño Ricardo o Manolo de Huelva y, sobre todo, de Sabicas, con quien tenía mucha amistad. Según el estudioso del flamenco, y también guitarrista, José Manuel Gamboa, Juan fue un gran tocaor porque era un enamorado del cante. Y recuerda cómo una noche se la pasó acompañándolo al toque mientras él no paraba de cantar.

Juan Habichuela fue premiado en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, y la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera le distinguió con el premio Nacional de guitarra. Ya en 1994 recibió dos reconocimientos que aunaban el prestigio con la justicia: la Fundación Cruzcampo le otorgó el premio Compás del Cante y los críticos y escritores flamencos de Madrid, el Galardón Calle de Alcalá en su segunda edición.

El respeto que Habichuela se ganó como maestro de la guitarra va parejo con el que personal y familiarmente también se granjeó. Solía decir que su padre le había enseñado a respetar, y en ese ejercicio, terminó siendo merecidamente respetado. Los más cercanos siempre lo recordarán, además, por una bondad que, cuentan, era compatible con su fortaleza de carácter.

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