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FERNANDO J. LUMBRERAS.
Davinia fue una de las concursantes más queridas en OT3, programa que acaban de anunciarnos que regresa a la pequeña pantalla para sumarse a la retahíla de talent shows que inundan las ondas hercianas. Hacía tiempo que le habíamos perdido la pista a esta andaluza de mirada luminosa y cabello rizado, pero la razón de ese silencio estaba más que justificada: estaba preparando un nuevo disco. Anteayer tuvimos oportunidad de hablar con ella y si el disco es ideal para escucharlo en las distancias cortas, charlar con ella resulta lo hace aún más apetecible.
No gesticula en exceso, sabe lo que tiene que decir sin que sea preciso medir cada una de las cosas que afirma vistiendo las palabras con su acento gaditano. Te mira con la seguridad de quien sabe que está defendiendo su mejor trabajo hasta la fecha, orgullosa de su equipo, de su voz templada y de esa voz que, como el viento del estrecho, siempre nos lleva más allá.
Y por encima de la belleza de las canciones, de Davinia me cautivó su sonrisa, abierta e inocente, en la que aún aflora esa niña con ganas de ser artista a sabiendas de que el sueño iba a costar más de un desvelo. Pero aquí está, con una producción cuidadísima, con 11 canciones que hablan de amores, y de adioses, luminosas y nostálgicas. Toda una invitación a acercarnos a sonidos delicados, como delicadas son las piezas de su Casita de muñecas.
Hoy la tenemos en el Café Berlín a las 21:00, qué buena excusa para reencontrarnos.
Aquí tienes la entrevista íntegra que manteníamos con ella.
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