10 de enero de 2016

El pasado 5 de enero nos dejó en Madrid el cantautor Andrés Lewin



Los ojos del niño Andrés Lewin de ocho años no vieron el Cometa Halley orbitar en 1986. Su padre no lo despertó. Tampoco verán publicado “La tristeza de la Vía Láctea”, su mejor disco, grabado en los Estudios Arcadia de Torrelodones con el productor Pablo Cebrián. Andrés no pudo acudir a la primera sesión de mezclas del disco. Llamó por teléfono a Pablo y le dijo que se iba al médico porque había amanecido con vómitos de sangre. Una semana después, víspera de Reyes, Andrés falleció en la UCI del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Fue enterrado el día de Reyes en el cementerio judío de Hoyo de Manzanares. Tenía 37 años.

Andrés Lewin, bonaerense de nacimiento, madrileño desde los diez años, era, según Luis Ramiro, “el mejor de nuestra generación junto a Patricio; el más original, con un mundo distinto, único, muy particular que contaba en sus canciones”. Una generación de cantautores criada y madurada a golpe de guitarra en recintos madrileños como Libertad 8, El Búho Real o Galileo. Voces propias como Marwan, Conchita, Luis Ramiro o Paco Cifuentes, voces amigas y cómplices del mismo Lewin, su familia elegida, la que, como otros tantos, le visitó junto a los hermanos en sus últimos días.

Escuchar la canción La tristeza de la Vía Láctea de casi seis minutos de duración es viajar sobrecogidos por el alma infinita, poética, desnuda de Andrés Lewin. “La tristeza viene del espacio”, entona Andrés arropado por piano y una orquestación in crescendo. Pablo Cebrián se sintió cautivado por la persona de Lewin durante las semanas de la grabación: “Expresaba con tanta espontaneidad y tanto entusiasmo su satisfacción por lo que estábamos grabando. ‘¿Qué estamos haciendo?’, gritaba emocionado de rodillas en el suelo. Andrés era muy inseguro y tuve que convencerlo para que cantara él mismo estas canciones suyas”. En otro tema nuevo, Lewin cuenta a su manera cómo descubrió su homosexualidad en Tel Aviv, donde acudió para hacerse rabino.

Lewin publicó en 2003 Agencia de Viajes, el primero de sus tres álbumes en 2003, producido por Gonzalo Lasheras y el teclista argentino Tito Dávila, con un grupo de músicos de primer orden, desde su motivador Nacho Sáenz de Tejada a la base rítmica de Pedro Barceló, batería, y Marcelo Fuentes, bajo. La grabación y parte de la composición estuvieron marcadas por la muerte de su madre con la que vivía en un pisito de cuarenta metros cuadrados en San Cristóbal de Los Ángeles, el barrio donde formó su primera banda junto a Luis Ramiro. Publicó su segundo disco Animales y aeropuertos en 2008, y ahora le llegó la oportunidad de grabar las nuevas canciones gracias al mecenazgo de Magdalena, una mujer de Barcelona a quien no conocía. Al parecer una amiga de la madre de Lewin le pidió antes de morir a Magdalena que cuidase de Andrés. La vida le empezaba a sonreír.

Hace seis meses Andrés decidió cambiarse el nombre por el de Demian y nombró en su testamento tutores a Luis Ramiro y al dibujante y diseñador Jesús Sarabia, cuya portada de Dramas y Caballeros para Ramiro fue candidata a un Grammy. Ambos quieren mantener la fecha que el mismo Lewin había cerrado ya para presentar el disco en Galileo el miércoles 16 de marzo y congregar a sus compañeros generacionales para que interpreten tema por tema su obra póstuma.

Las estrellas de la Vía Láctea centellean entre un paisaje resplandeciente de manchas oscuras de polvo y nubes de gas coloreadas. La voz de Lewin resuena ya en ese pequeño encuentro estelar.

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