10 de marzo de 2016

Nino Segarra en Madrid y su enorme contribución a la salsa romántica

Por FERNANDO J. LUMBRERAS

Le dicen salsa romántica, de alcoba... hasta erótica, y tal vez esos adjetivos le hacen justicia hasta cierto punto, pero también revisten con la novedad un género que seguía dando buenos resultados siendo brava, despiadada y callejera. Así al menos me lo hizo ver ayer Nino Segarra cuando, ante los medios de comunicación reivindicó un estilo musical que se mezcla con otras formas más comerciales intentado mantener su esencia viva pese a crecimientos generacionales y varapalos del mercado.

Segarra es el gran superviviente de una generación de músicos puertorriqueños que llegó a los escenarios con propuestas absolutamente transgresoras entonces. Ahí estaban él y sus compañeroscomo Frankie Ruiz, Gilberto Santa Rosa, Lalo Rodríguez, cuando otra parte del mundo y de las tendencias se iban hacia los sonidos más desaforados e imparables como lo que hacía Ruben Blades. Y el gran superviviente es perfectamente consciente de su importancia, su forma de hablar del pasado así lo atestigua, cuando se deshace en elogios hacia el género que le encumbró y no rechaza la coexistencia con otros géneros que vienen pegando duro.

La salsa romántica representó en su día, la apertura de un horizonte musical en el que también podían incluirse temáticas de corte más intimista, sí, pero en donde el aspecto melódico y orquestal de las canciones pegó un giro magistral. Era una evolución necesaria. El hastío de la salsa brava con figuras que ya habían sido dueños de los primeros puestos en las listas de éxitos hizo necesaria esa renovación.

Nino Segarra mira ese pasado con nostalgia pero tambien se enfrenta al futuro con ilusión. Prepara nuevas canciones, duetos con artistas tan importantes como Yan Collazo, como Álex Matos o como su hijo, con quien —admitió— trabaja una canción que funde perfectamente la salsa con los ritmos urbanos. Es evolucionarse, es la eterna melodía de la fusión entre estilos para seguir ahí.

Pocas cosas se me antojan tan cambiantes como las tendencias en el mundo de la música y es ahí donde la habilidad de los músicos debe atreverse a enamorarlos, con esa sazón que los latinos van dejando como si las migajas de la inspiración hubieran de irse regalando de a poco pero concienzudamente.

Es de agradecer que Nino tuviera la deferencia de compartir con los medios de comunicación algunas de sus inquietudes y de sus palabras. Aplaudo la inteligencia que da la veteranía, al venir aquí y hacer promoción de un trabajo de sobra conocido. Entre los latinos, todos saben quién es, pero ahí estaba, mirándonos a los ojos, respondiendo a las preguntas. Deberían aprender otros que vienen solo a cantar, porque al público español, latinos igualmente, también le hace falta enamorarse de vez en cuando de voces que ya conquistaron otros rincones del mundo y cantando en el mismo idioma.

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