Ha vendido más de 100 millones de discos, ha sido el cantante latino mejor pagado en Las Vegas, el segundo premio en el festival de San Remo en 1985, ha vencido a El Monstruo —la exigente audiencia que asiste al festival de Viña del Mar en Chile—, ha llenado el Madison Square Garden y agotado las entradas durante 25 fechas consecutivas en el Auditorio Nacional, uno de los principales foros de México. Nadie ha superado su récord. Es Luis Miguel, el cantante mexicano más exitoso de los últimos 30 años. Le dicen El Sol y es casi imposible verlo de frente. Evita a los medios como a la peste, no da entrevistas, no sale en televisión desde hace 10 años. Solo brilla en un sitio: el escenario.
A su alrededor, el humo: flashes, misterios y rumores.Es jueves en la Ciudad de México y un nutrido grupo de vendedores ambulantes espera en la explanada del Auditorio Nacional. Luis Miguel se presentaba esa noche. “Nadie vende como él”, asegura Claudia, de unos 40 años, que se apuesta a la entrada rodeada de camisetas, vasos tequileros, tarros de cerveza, tazas, bolígrafos, llaveros, pendientes, pulseras. Hay expectación por el concierto. Las primeras fechas de este año de la gira Dèjá vu en México, un ambicioso tour de 219 fechas que tiene programado recorrer 33 ciudades y cinco países, han sido accidentadas. El cantante apareció con unos kilos de más y le acusaron de estar fuera de forma, de que su espectáculo no ofrece nada nuevo y que incluso el cartel, que muestra su perfil derecho como la mayoría de sus imágenes oficiales, es de una fotografía de hace 10 años. Las redes sociales se mofaron de él hasta el cansancio. El Sol se convirtió en un meme.
Antes, el 9 de febrero, suspendió en Mérida (Yucatán). Un portavoz de la organización aseguró que había “bebido” y él respondió que todo se debió a problemas “técnicos de su avión”.
La reacción contrasta con el halo de misterio que acompañó al cantante por muchos años. “Siempre había un respeto hacia Luis Miguel, incluso entre los medios. La broma era recurrente. ¿Qué entrevista te falta? Luis Miguel”, recuerda la periodista Martha Figueroa, autora de la biografía Micky, un tributo diferente (Aguilar, 2010) y quien ha seguido al cantante desde hace más de 25 años. Eso sí, aclara que para el intérprete sus actuaciones son su vida. “Hay muy pocas cosas que le importan a Luis Miguel y una de ellas es actuar en un escenario”. Figueroa reconoce que El Sol no brilla como antes. “Y eso que tiene un potencial tremendo. Es imponente y ahora canta mejor que hace 15 años. Podría hacer cosas tremendas”. ¿Qué es lo que ha pasado? “Se ha negado a cambiar con los tiempos. Si la gente le dice que evolucione, él se lo toma a mal. No tiene a alguien que le guíe para cambiar acorde con los tiempos”.
Antes, el 9 de febrero, suspendió en Mérida (Yucatán). Un portavoz de la organización aseguró que había “bebido” y él respondió que todo se debió a problemas “técnicos de su avión”.
La reacción contrasta con el halo de misterio que acompañó al cantante por muchos años. “Siempre había un respeto hacia Luis Miguel, incluso entre los medios. La broma era recurrente. ¿Qué entrevista te falta? Luis Miguel”, recuerda la periodista Martha Figueroa, autora de la biografía Micky, un tributo diferente (Aguilar, 2010) y quien ha seguido al cantante desde hace más de 25 años. Eso sí, aclara que para el intérprete sus actuaciones son su vida. “Hay muy pocas cosas que le importan a Luis Miguel y una de ellas es actuar en un escenario”. Figueroa reconoce que El Sol no brilla como antes. “Y eso que tiene un potencial tremendo. Es imponente y ahora canta mejor que hace 15 años. Podría hacer cosas tremendas”. ¿Qué es lo que ha pasado? “Se ha negado a cambiar con los tiempos. Si la gente le dice que evolucione, él se lo toma a mal. No tiene a alguien que le guíe para cambiar acorde con los tiempos”.
Dicen que Rey, cuyo verdadero apellido era Gallego, le ponía como ejemplo a Elvis Presley para sus actuaciones. Su padre manejó su carrera hasta que él tuvo 19, cuando Luis Miguel decidió tomar vuelo por su cuenta y ocurrió una amarga separación. Su madre, Marcella Basteri, desapareció en 1986. Luis Miguel y sus dos hermanos —Alejandro y Sergio, los dos menores— han mantenido un hermético silencio al respecto.